Módulo 3
Con el paso del tiempo los procesos de enseñanza y aprendizaje han sufrido transformaciones radicales. Hace apenas cien años los modelos educativos se asociaban a una práctica en la que el protagonista del acto educativo era el profesor, quien acompañado de una tiza, un pizarrón, y probablemente un libro de texto, estaba listo para ofrecer lo mejor de sí a sus ávidos estudiantes.
Después de la segunda guerra mundial del siglo XX, y junto con el desarrollo de los medios de comunicación masivos, como la radio o la televisión surgieron opciones alternativas de apoyo a la educación. Se llegó a considerar que gracias al desarrollo de este tipo de tecnologías, junto con la aparición de otras, como las grabadoras de audio, las fotocopiadoras, o las videocaseteras, se darían pasos a un mundo lleno de posibilidades para todos.
Al final de todo ello el impacto en el proceso educativo de las personas no fue el esperado. A pesar del desarrollo de las tecnologías, los modelos educativos se mantuvieron estáticos, respaldando posturas educativas lineales, promotoras de la repetición y la memorización, así como la acumulación de datos e información, con bajos niveles de análisis y reflexión, muy alejados de la práctica, la experimentación, pero sobre todo de situaciones de la vida diaria.
Actualmente se reconoce que los recursos tecnológicos con lo que contamos, como es el caso de las Tecnologías de la Información de la Comunicación (TIC), ofrecen una gama de posibilidades para promover y hacer más eficiente el acto educativo, ya que más que la herramienta con la que trabajemos lo más importante es el proceso de formación que se genere, sin importar incluso el tiempo o el espacio del que se disponga. Ahora el aula se flexibiliza; aparecen nuevas formas de enseñar, pero también para aprender. Lo anterior se ve reforzado por la aparición de nuevos entornos de aprendizaje, centrados en los alumnos, bajo entornos colaborativos, hipermediales y multimediales, vinculados a procesos de análisis crítico de los datos y la información, de la representación gráfica del conocimiento, pero sobretodo en relación a un aprendizaje activo, exploratorio, y basado en la indagación.
Tal y como lo ha venido expresando George Siemens (2004), la reciente oleada tecnológica ha reorganizado la forma en que vivimos, en que nos comunicamos, pero sobretodo en que aprendemos. Se ha dado paso a un proceso formativo, más que informativo, en el que más que el protagonismo del docente, se fortalece la presencia del aprendizaje individual y colectivo de los estudiantes.
Como lo diría López y Leal (2002), ante la aparición y desarrollo de diversas tecnologías emergentes, la sociedad del Siglo XXI junto con el uso de las nuevas tecnologías se orienta hacia el desarrollo del conocimiento de una manera diferente. El proceso de aprendizaje se ha hecho más asequible, en cualquier momento y en cualquier lugar, por lo que la manera en que aprendemos y conocemos se ha visto ampliamente enriquecida y distribuida. Se ha dado paso de la formación a distancia a la teleformación y al aprendizaje electrónico (e-learning).
De acuerdo a Pere Marquez (1999), a la teleformación se le considera un complemento o apoyo de los sistemas de enseñanza presencial, que junto con el llamado e-aprendizaje y sus diversas modalidades, nos permite centrarnos más en un nuevo enfoque educativo que ayude a fortalecer el aprendizaje de los alumnos mediante el apoyo de los diversos recursos tecnológicos.
En el presente módulo se llevará a cabo el análisis de algunos de estos conceptos, y se revisará su estrecha vinculación con las diversas estrategias docentes y de aprendizaje que favorecen procesos formativos interactivos, abiertos, accesibles, pero sobre todo bajo una perspectiva de guía y apoyo al estudiante de educación media superior.
Esperemos que cada uno de los puntos analizados en el presente curso contribuya al fortalecimiento del proceso educativo de nuestros alumnos, dentro y fuera del aula, posibilitándoles nuevas alternativas que apoye el desarrollo de sus competencias cognitivas, sociales, emocionales e instrumentales.
Al final de cuentas, y como lo ha señalado Tony Bates (1999), “La tecnología no es la cuestión. La cuestión es: ¿Cómo y que quiero que aprendan los estudiantes”(p.31). Habrá que centrarse entonces en el desarrollo de las experiencias de aprendizaje y no tanto en el análisis de la tecnología. Este es el punto fundamental de este módulo.
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